miércoles, 28 de marzo de 2018

Cómo Las Relaciones Han Ido Perdiendo Valor Para Nuestra Generación

Somos conscientes de que la etapa del Romanticismo, cuando la gente aún moría por amor, y de tuberculosis, ya pasó. Sin embargo, cómo hemos podido pasar en un periodo de tiempo tan relativamente corto de un extremo a otro. Pasar de los poemas de Gustavo Adolfo Bécquer, quien podía llegar a suspirar y morir por el amor de una doncella a la que ni siquiera conocía, a las rimas de Dady Yankee y su a “ella le gusta la gasolina, dale dale gasolina”. No se me ocurre un paralelismo mejor para resumir la evolución de las relaciones amorosas hasta el momento actual.

Si bien es cierto que no está bien generalizar, creo que para todos es bastante perceptible la considerable pérdida de valor que han ido sufriendo las relaciones para nuestra generación, quizás por la influencia de la tecnología, la globalización, la libertad, la liberación o el libertinaje. Ya no es solo la banalización del sexo y la conversión de las mujeres, y a veces también de los hombres, en meros objetos sexuales, sino que la inmensa posibilidad de conocer gente que nos ofrecen las grandes ciudades hace que a las personas les cueste cada vez más aceptar comprometerse.

Puede que la culpa no sea nuestra, se supone que aprendemos de lo que vemos, y cada vez las separaciones y los divorcios son más frecuentes. Las generaciones que nos preceden cada vez le dan menos valor al compromiso, a lo que supone hacer una promesa de por vida. O quizás no son conscientes de lo que realmente conlleva una decisión que va a cambiar tu vida para siempre, aunque hoy por hoy nada sea para siempre.

Sin embargo, volviendo al tema de la banalización del amor, esta infravaloración que han sufrido las relaciones por parte de la generación milenial puede observarse en pequeños signos de la vida cotidiana, en los detalles ínfimos como en la evolución en la forma de decir un simple “te quiero”. Porque quién no ha imaginado en un ataque de romanticismo absoluto la forma en la que su pareja le diría que le amaba por primera vez. Mirándoos a los ojos bajo la luz de la luna, o tras un viaje especial. Pero lo más probable hoy en día es que la primera vez que tu novio te diga “te quiero” sea a través de whatsapp mandándote el emoticono del corazón, ese que ahora late, y que lo acompañe de un simple tk o tqm.

Y seguramente te hará ilusión, no te importará que te lo diga por sms, porque todos pertenecemos a esta generación que está experimentando esta pérdida de romanticismo, de infravaloración del compromiso y de banalización del amor. Porque los “te quieros” se mandan por whatsapp a diario como si fueran palabras gratuitas y vacías de contenido. Porque regalamos “te quieros” a diestro y siniestro a gente que acabamos de conocer. Porque total, ¿qué daño puede hacer escribir dos letras, una “t” y una “k”?

Tan solo que ya no valoremos lo que significa la palabra relación ni el compromiso que conlleva. Si Bécquer levantara cabeza…

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